La elaboración de la sidra comienza en septiembre con la recogida de las diferentes variedades de manzanas plantadas (txalaka, errezila, erregesagarra, patxuloa,... etc) agrupadas todas ellas en tres modalidades, a saber, amarga, ácida y dulce.
Se llevan a la bodega, donde se lavan, se seleccionan y se mezclan en la proporción siguiente: amarga (30%), ácida (50%) y dulce (20%), de este modo no sobresale el sabor dulce.
Acto seguido, se trituran en el tolare (prensa) para extraer el mosto que se introduce posteriormente en las kupelas donde se regulará su PH, nivel de azúcar y tanino.
Hoy día la kupela metálica regula muy bien el frío, lo que permite controlar el proceso de fermentación del mosto.
Una vez alcanzado el punto deseado por el sidrero, la sidra se embotella.